Eran las 7 de la mañana del miércoles, y mi abuela tiene una costumbre inusualmente habitual de no avisar por su seguridad o salud cuando esta requiere de atención y todos se encuentran en su ritmo de trabajo semanal, por lo que ella misma espera y va por atención médica ante un problema que necesitaba atención especializada. 

Mi abuela pertenece a ese pequeño porcentaje de personas afiliadas a un seguro de vida privado; aun así, este no cubre algunas desventajas que muchos deben sufrir.

Añadiendo al problema de salud, está la lejanía por la búsqueda de un mejor servicio, y su atención sin alto nivel, que no está muy alejada del servicio estatal, que se encuentra más cerca de casa, pero no mantiene el mismo nivel.

En la actualidad la mayor parte de la población con menos recursos ha obtenido un seguro del estado (SIS), pero la calidad de este se ha visto desmejorada por el trato en sus ambientes como recepción, y hospitalización; incrementando la demora por semanas, y un pago anterior a ser recibido en emergencias. Un caso no muy distante es con Essalud o el Minsa, que para el 2011 contaba con alrededor del 65% de la población afiliada, pero mantiene un servicio muchas veces obsoleto, un trato constante negligente, mala infraestructura, y una capacidad de atención mínima a la que se espera continuamente, prefiriendo a acudir a postas cercanas, que a hospitales.

Para ese mismo año, en el Perú se estimaba un 13,3% de la población con posibilidad de contar con un seguro privado; cambio fugaz en comparación a años atrás en la que era el 7,01% de la población (2007). A pesar de ello, la atención médica no goza de mejoras muy notorias en muchos casos, sea por el nivel de atención o condiciones, cual es una de las principales razones en las que uno ingresa a este tipo de seguros.

Jorge Rubiños del Pozo, vicedecano del Colegio Médico del Perú, afirma que para una “notoria” mejora en la calidad de salud pública se necesitan 6,500 médicos más en el Ministerio y 6mil para Essalud, por lo que es casi duplicar el número de doctores en Lima, y para ello se requiere mayor inversión en salud, siendo un presupuesto de $35 per cápita, frente a un $475 del seguro privado, siendo aún estas no muy distantes en cuanto a calidad.

Obteniendo una nota de 10,1 en un sondeo nacional, el estado debe buscar grandes inversiones en el rubro de Salud. Una buena idea es buscar un plan de reinsertación en el mercado laboral para atraer al peruano con estudios extranjeros, y mejorar la calidad del trabajador tanto en empresas privadas o para el Estado, mejorando sus derechos laborales, que afectan de igual manera al usuario, paciente, o familiar.