NO SOLO BASURALIZACIÓN TELEVISIVA, SINO TAMBIÉN CIBERNAUTA
“El hombre actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo”
Empezando con una frase de Erich Fromm, el consumismo televisivo ha cambiado en los últimos 18 años, no gracias a la exigencia del público, sino a su conformismo y a su dependencia por los nuevos medios, perdiendo la espiritualidad absorbida paulatinamente por la tecnología y la estilización falsa. Pero esta vez, la preocupación emerge en una nueva generación ahora adaptada a las nuevas modas y la popularidad de estas. Con ustedes, la televisión –ya no solo TV, sino por redes- y su declive a estiércol con un gusto y disgusto.
El concepto más común para colectivizar este tipo de programas o shows está caracterizado por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como pilares para atraer audiencia; SIN EMBARGO, el español Gustavo Bueno Martínez nos aclara que esta terminología no es tan clara del todo, ya que el acuñarla como basura es más un término despectivo, “oscuro” (2002:46). Para ello, una reflexión ante este tipo de programas es someterlo a “un juicio de valor”.
Siguiendo con Bueno, existen dos tipos de televisión basura: la fabricada y la desvelada. La fabricada llega a ser la más polémica y masiva, donde la realidad pasa a ser ficticia y se hace pasar por tal para encantar, como un Reallity Show, Talk Show o telenovelas. La desvelada usa una realidad apartada, desde un documental del bajo mundo, hasta un certamen de belleza o castings musicales.
La televisión basura no tiene un inicio claro en la historia, pero fue iniciada en Estados Unidos en los 80’s y enaltecida gracias a latinoamérica en los 90’s, cuando en años anteriores la audiencia celebró éxitos de RCN y Televisa, pero aún con un apartado ético.
Pero no nos desviemos del tema nacional. En el País este fenómeno no tuvo un inicio exacto, pero creó una gran cantidad de adeptos a finales de los 80’s con programas como Risas y Salsas o el Jefecito. Su gran aceptación dio la creación de programas de semejante humor como La Paisana Jacinta y Mil Oficios, creando una ola contigua a lo que va de la cultura combi, también guiada por los cómicos ambulantes y programas de chismes que cada vez obtenían mayor espacio televisivo en la sociedad. En líneas generales, crearon el enmierdamiento. Una televisión de poco valor ético y con poco interés, que muchas veces se vio pintado por una actitud moral como lo fue al final de los capítulos hechos por Alfredo Benavides como la paisana.
fuente: youtube
En una entrevista hecha por Hugo Aznar a Nieves Herrero, presentadora de televisión española que dirigió desde los 90’s este inicio de televisión, se guardó una conclusión que hasta el día de hoy seguirá tomando presencia en la creación de este tipo de TV:
“Sin duda, Nieves Herrero revela con sus palabras lo que un gran número de personas suele entender hoy por ser un profesional: ser capaz de hacer algo técnicamente irreprochable pero capaz también de ignorar totalmente la dimensión moral de esa misma acción. El revuelo causado por el programa no fue desde luego por su realización técnica, sino por el aspecto moral que estaba en juego y la sorpresa de Nieves Herrero no es sino el más claro testimonio de una concepción de la profesionalidad (periodística) en la que la ética no ocupa lugar.”
Actualmente, la televisión ya no fue el único punto de acceso a este tipo de programas con contenido sensacionalista, sino que tuvo un fuerte traslado al internet, desde artículos de farándula, hasta la reproducción de vídeos de distintas calidades gracias a dueños de canales o youtubers.
La televisión ya no solo constituye en una fuente de creación y formación para niños, sino también internet. Y este no puede taparse con un dedo, como muchos mencionan, debido a su influencia que hoy en día marca. La demanda ha involucrado a menores a invertir su tiempo en ver programas que deben ser hechos para adultos, ya que esta es unidireccional.
La mejor estrategia a esto es el empoderamiento de profesionales en los canales televisivos que son la principal fuente de comunicación hoy en día, lamentablemente, lo que más afecta a este tipo de expertos, es que estos programas se presten de ellos para marcar “seriedad” dentro de su circo farandulero, sea el caso de programas que buscan la ayuda de profesionales para la solución de algunos casos en cámaras.
En una sociedad donde las fronteras no se encuentran claras, esta se encuentra a las órdenes de la cobertura mediática, que no posee ningún control propio ni externo, libre de crear programas de corto presupuesto y alto nivel de recepción.
Fuente: Carlos Elías, “Análisis del papel de los “invitados-profesionales” y de los expertos “florero” en la televisión basura española.
